domingo, 17 de diciembre de 2006

Ilustres que tomaron el tren hacia el olvido

Leyendo el blog del profesor Baltanás, hace unos meses, me llevó a reflexionar detenidamente sobre un horrible asunto. La preocupación no fue menos cuando, recientemente, en clase saltó la polémica de los autores literarios tratados en la carrera de filología hispánica. Comprobé, en seguida, como el olvido hace estragos y, sobre todo, cuando está académicamente aceptado.
Es probable, que sea una tarea titánica desliar la compleja madeja literaria pero no menos calamitosa es no atar cabos fijos para conocerla; reconociendo, así, que existen autores que en muchos planes de estudio o programas universitarios no se tratarán; en un caso, por su poco tratada y desconocida obra y, en otro, por su cuestionada calidad literaria. Pero la desgracia es mayor.

"...HE AHÍ LA INQUIETUD DOCENTE DE ALGUNOS
PROFESORES..."

El que fuese profesor del que escribe estas líneas, conoce la grave situación, justificándose en autores como Saona, Camilo Bargiela, Ángel María Dacarrete o José Antonio Zunzunegui. Autores que bien, confesándolo, los desconozco. Sin embargo, he ahí la inquietud docente de algunos profesores que, sin complacerse tan sólo con las horas de investigación, saben rescatar del olvido autores notables e incentivar la curiosidad lectora de algunos alumnos.
Aunque el tema es aún más grave como adelanté. Hoy se olvida, como dice el entrañable Baltanás, a autoridades como Azorín pero también, merece mencionarlos, a Quevedo, Fray Luis de León, Jorge Manrique, San Juan de la Cruz, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Federico García Lorca o Blas de Otero incluyendo además a Novalis, Shakespeare, Hugo, Petrarca o Goethe ya en ámbito internacional. Autores que se desprecian del hecho literario, se desgajan de una tradición cultural como la española, sin la cabida merecida en los estudios universitarios. Poetas ilustres a los que, por desgracia y sin saberlo, les han comprado el billete de ida -sin saber si hay de vuelta- hacia las tierras umbrías del olvido. En suma, la poesía, la gran exiliada de nuestro tiempo.¡Ah!, señor Baltanás, escribe para mí y para muchos más. Gracias.

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